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Reforma al Poder Judicial

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Apenas han corrido dos semanas de la elección presidencial, el partido en poder presidencial arrasó de nueva cuenta en la jornada electoral, obtuvo en las urnas la mayoría legislativa y ha agregado más gubernaturas bajo su representación y cuando se pensaba que el presidente Andrés Manuel López Obrador iba a tener una menor presencia estridente y mediática para dar paso a Claudia Scheinbaum Pardo en su carácter de presidenta electa sucedió lo contrario, el presidente López Obrador sigue manejando los tiempos políticos y legislativos.

El tema de la reforma al Poder Judicial ha acaparado todos los reflectores, básicamente por dos situaciones la primera es que el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador la ha puesto por encima de todos los temas incluidos los mensajes y las conferencias de prensa que la presidenta electa Claudia Scheinbaum intenta posicionar y la segunda es la mayoría legislativa que ha obtenido en las elecciones el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) por medio de la cual se pretende aprobar la ansiada reforma pretendida por el presidente desde el pasado periodo legislativo.

Sin importar que el anuncio presidencial de aprobar la iniciativa de reforma judicial haya movido los mercados financieros y alterado la paridad peso-dólar por encima de los $18.50, una depreciación de 11 por ciento respecto a hace dos semanas;  fiel a su costumbre sexenal el presidente López Obrador ha minimizado esa situación y ha dicho que no hay marcha atrás en la iniciativa e insistió en que el Poder Judicial está podrido, está dominado por la corrupción y por eso hay que limpiarlo para permitir que el pueblo elija a jueces y magistrados.

Luego de esas declaraciones la presidenta electa Claudia Scheinbaum tuvo que entrar a la discusión sobre la reforma al poder judicial y para no apartarse de la idea presidencial expresó que ella propondría una encuesta de percepción ciudadana sobre la reforma, no utilizó los adjetivos rijosos presidenciales e hizo la promesa de un dialogo abierto y honesto, pero cuando avanzó en su discurso dejo en claro que el ejercicio de encuesta la realizaría su partido político y ello provocó que los mercados financieros siguieran en movimiento.

A la luz de las declaraciones del presidente en funciones y de la presidenta electa la reforma judicial ya se ve como inminente y también se nota que Claudia Scheinbaum en estos meses que siguen no se apartará de lo dictado por el presidente López Obrador porque ello significaría una traición que López Obrador no toleraría, dado que es el presidente de la República quien ve al Poder Judicial y en particular a la mayoría de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación como sus adversarios, de ahí que su retórica en contra de ellos desde hace tres años sea etiquetarlos como un poder corrupto, ajeno al pueblo y distantes de su idea de Cuarta Transformación.

Lo que ya quedo claro es que el presidente López Obrador no quiere entregar la banda presidencial a Claudia Scheinbaum Pardo sin antes realizar su ansiada reforma judicial, de ahí la insistencia en aprobar la reforma antes de que entregue el poder presidencial, en consecuencia, la reforma que el presidente quiere huele más a venganza política que a una verdadera necesidad de limitar la corrupción o mejorar la aplicación de la justicia.  En el fondo López Obrador quiere disfrutar como titular del Ejecutivo su reforma, aunque sea unos días o unas horas, dicha reforma es quizá la más soñada por el político tabasqueño, mucho más que la extinción de los fideicomisos públicos o de la extinción de los organismos autónomos.

En el fondo el presidente López Obrador quiere consumar su poder, imponerse ante otro poder porque quedó claro que este sexenio el presidente quiso tener a su disposición al resto de los poderes, deseo como nunca ejercer la presidencia de la República sin contrapesos y para ello creo la narrativa del Poder Judicial corrupto, impune, al servicio de la delincuencia de cuello blanco; a partir de los resultados electorales del dos de junio pasado, el presidente López Obrador quiere dejarle a su sucesora su proyecto o si se quiere ver de otra forma sería para la presidenta electa una trampa política para su sexenio, dado que si Claudia Scheinbaum se aparta del discurso obradorista, el político tabasqueño ha amenazado con retornar a la vida pública para corregir a su sucesora.

En resumen, la reforma al poder judicial está servida, de ahí que la declaración presidencial haya sido en estos días: “la justicia está por encima de los mercados”; lo único que habrá que poner atención de aquí a septiembre es que tanto los mercados financieros pueden seguir deslizando la paridad peso-dólar. La propuesta de hacer una encuesta o una consulta o un parlamento abierto ya sabemos de antemano es una farsa que será maquinada por Morena. La consulta para realizar la reforma al Poder Judicial será igual que la consulta para cancelar el aeropuerto de la Ciudad de México, igual que la consulta para enjuiciar a los ex presidentes, igual que la consulta a los pueblos indígenas para construir el Tren Maya.

Después del primero de octubre veremos si Claudia ya investida como presidenta seguirá a la sombra del caudillo tropical o le pondrá un freno, veremos si consolida su figura política o tendrá que estar pendiente de la intromisión de la lengua tabasqueña. Por lo pronto López Obrador la abraza y la besa en las mejillas y hasta anunció la gira del adiós acompañada de la política capitalina, veremos en el último trimestre de este año si esa luna de miel entre AMLO y Claudia es duradera o termina descarrilándose.

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