Llegó a Xilitla a los 15 años y, poco después, contrajo matrimonio con Eustaquio Gracia, con quien tuvo 11 hijos. A los 20 años, Doña Pilla encontró su pasión en la panadería, un oficio que ejerció con dedicación durante 70 años.
Trabajadora incansable, Doña Pilla elaboraba todo tipo de panes, incluidos los famosos puerquitos de pilón, pan de caja, rosquitas, conchas y granadas. Su pan, cocido en un horno artesanal de leña, era conocido y amado por todos. Junto a su esposo, ranchaban en las comunidades y la cabecera municipal, comenzando su jornada desde muy temprano.
Doña Pilla nos cuenta con una sonrisa que su trabajo le brindó muchas satisfacciones y la felicidad de sacar adelante a una familia numerosa.
Con nostalgia en su voz, se despide diciendo: «Extraño mi trabajo como panadera, le doy gracias a Dios por tantas bendiciones.»
